Publicado en diciembre 5 de 2014
Las exportaciones no tradicionales del país, es decir aquellas diferentes de café, petróleo, carbón y ferroníquel, en el periodo enero – octubre del presente año han presentado un incremento medido en toneladas métricas de 10.7%, cifra superior a la devaluación acumulada en el mismo periodo, que tan solo ascendió a 6.42%, sin embargo el valor FOB de tales exportaciones descendió en 7.1% en comparación con igual periodo de 2013 ¿Qué significa esto? Puesta esta condición no refleja nada diferente que el evidente deterioro de los términos de intercambio de nuestros bienes exportables de un lado, por la compleja situación económica a escala global, la cual de manera directa o indirecta ha afectado a nuestros principales socios comerciales y, por otro lado, la estructural y preocupante estructura exportable del país, centrada aún en un grueso componente de materias primas y de productos terminados de muy baja diferenciación y con ventas altamente concentradas en muy pocos mercados, dado el bajo aprovechamiento del agresivo lobby internacional del país.
Así las cosas, resulta sorprendente que las exportaciones en el periodo enero – octubre de 2014 a los EEUU, por ejemplo, alcancen un valor inferior al registrado en igual periodo de 2009, con una caída, comparada con 2013 de 53.9%, a la vez que las ventas a la Unión Europea han ascendido en 7.3%, o las destinadas a la Comunidad Andina han caído en 6.2% o el registro exhibido por Mercosur, con un descenso de 10.7%. De manera evidente, los resultados en materia de penetración de nuestros productos en los mercados globales son irregulares y los esfuerzos de competitividad no pueden centrarse en el perjudicial ejercicio de mantener una tasa de cambio elevada y volátil como la que exhibimos actualmente, por cuanto históricamente el grado de correlación entre la devaluación y el quántum exportado ha sido bastante bajo.
La competitividad exportable debe basarse pues en el incentivo fuerte a la diversificación de la oferta con base en un agresivo plan de exploración de mercados globales, con un direccionamiento hacia una mayor agregación de valor y, por supuesto, con especialización de la producción, flexibilidad, innovación y todas aquellas otras características que se han vuelto ya un lugar común en todos los comentarios en relación con el comercio exterior, pero sobre las cuales los esfuerzos reales son en realidad pocos. Las cifras en definitiva no mienten y su análisis en profundidad dará muchas luces en relación con la ruta estratégica a seguir.
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