De acuerdo con las recientes
cifras publicadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas,
DANE, el déficit comercial con China asciende en el primer semestre de 2015 a
USD3.635.9mm. Y es que en junio de 2015 el gigante asiático proveyó el 18.2% de
las compras externas del país, apenas 6.2pp por debajo del principal origen,
los Estados Unidos. No es de extrañar entonces que los mecanismos de
transferencia de la compleja situación económica en China golpeen de manera
profunda al mundo en general y a Colombia en particular. En efecto, la
preocupación de los analistas se fundamenta en que además de las débiles
métricas de la economía en su conjunto y de la industria como caso específico,
se suma la devaluación del Yuan que fue percibida como un intento casi
“desesperado” por estabilizar la economía, pero que aceleró por otro lado el
descenso de los ya devastados mercados de capitales, provocando una emigración
inédita en los últimos años de inversión especulativa. Los efectos no se
hicieron esperar: a la rápida disminución de los precios internacionales de los
commodities (energéticos o no), siguió la alta volatilidad del dólar de los
EEUU y un descenso vertiginoso en los mercados accionarios del mundo, con un
escenario predominantemente rojo en la apertura de la semana. El desbalance ya
preocupa a los inversionistas globales y las amplias volatilidades son una
clara señal de la reacción de corto plazo a la que se están viendo expuestas
las decisiones.
De acuerdo con las recientes
cifras publicadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas,
DANE, el déficit comercial con China asciende en el primer semestre de 2015 a
USD3.635.9mm. Y es que en junio de 2015 el gigante asiático proveyó el 18.2% de
las compras externas del país, apenas 6.2pp por debajo del principal origen,
los Estados Unidos. No es de extrañar entonces que los mecanismos de
transferencia de la compleja situación económica en China golpeen de manera
profunda al mundo en general y a Colombia en particular. En efecto, la
preocupación de los analistas se fundamenta en que además de las débiles
métricas de la economía en su conjunto y de la industria como caso específico,
se suma la devaluación del Yuan que fue percibida como un intento casi
“desesperado” por estabilizar la economía, pero que aceleró por otro lado el
descenso de los ya devastados mercados de capitales, provocando una emigración
inédita en los últimos años de inversión especulativa. Los efectos no se
hicieron esperar: a la rápida disminución de los precios internacionales de los
commodities (energéticos o no), siguió la alta volatilidad del dólar de los
EEUU y un descenso vertiginoso en los mercados accionarios del mundo, con un
escenario predominantemente rojo en la apertura de la semana. El desbalance ya
preocupa a los inversionistas globales y las amplias volatilidades son una
clara señal de la reacción de corto plazo a la que se están viendo expuestas
las decisiones.
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