Hemos insistido a lo largo de análisis previos que en Colombia los impactos sobre la inversión extranjera derivados de la devaluación del peso colombiano frente al dólar de los EEUU tienen poco margen para empeorar, por una parte por una seria amenaza de contagio de la desaceleración de los vecinos caídos en desgracia como Brasil, Venezuela y Argentina, particularmente acentuada por la debilidad de unas finanzas públicas golpeada por los bajos precios del petróleo y su repercusión sobre las utilidades de Ecopetrol (incluso sobre su valor de mercado), y por otra porque la otrora moneda más revaluada de la región ha perdido en el último año más de un 39% de su valor, afectando los pronósticos de retorno de cualquiera inversión extranjera. No obstante hay elementos globales que afectarán la tasa de cambio del dólar de los EEUU en términos de pesos colombianos, veamos cuáles son:
- Por un lado la noticia del ajuste de las tasas de referencia en los EEUU vino acompañada, como era de esperarse, de una nueva jornada de fuertes descensos en la cotización del petróleo, aspecto que contribuye a fortalecer aún mas a la moneda norteamericana en el corto plazo. Sin embargo, como es bien sabido, los factores de sobreoferta de hidrocarburos distan de ser un tema coyuntural y en cambio amenazan la ruptura del piso de USD30 en un mediano futuro.
- Por otro lado los inversionistas especulativos de corto plazo sucumbirán a la tentación de llevar sus capitales a una economía en la que los mecanismos de transmisión de tasas son mas rápidos y en los que el menos desequilibrio cambiario les puede significar mayores réditos en el corto plazo.
Estos aspectos propiciarán que la moneda norteamericana supere la barrera de los $3.500 a finales de 2015 y seguramente continúe presionando un alza inercial en tanto los mercados globales se reacomodan a este nuevo escenario, por los menos durante el primer trimestre de 2016.
Por otro lado, para el caso de las empresas y familias colombianas el ambiente económico se reviste de complejidades entre las que se destacan:
- Mayores presiones alcistas sobre los bienes de la canasta familiar con componentes importados
- Mayores presiones alcistas sobre las tasas de interés por parte del Banco de la República
- Necesidades de endeudamiento por parte del Gobierno Nacional para financiar el posconflicto, en medio de presiones bajistas en los ingresos corrientes de la Nación.
- Oportunidades para los exportadores, en especial para los EEUU y para economías europeas y latinoamericanas con algún grado de firmeza en su recuperación o con relativa estabilidad económica.
- Escenario favorable para quienes hacen transferencias desde el exterior, tales como las remesas de particulares y la repatriación de utilidades de empresas colombianas con subordinadas y relacionadas en el exterior.
- Altos costos para los importadores de todo tipo.
- Efectos negativos sobre la demanda interna en el mediano plazo, como resultado de las mayores tasas de interés.
- La liquidación probable de algunos fondos de inversión extranjera remanente puede provocar reducciones en los precios de títulos accionarios en el país, acrecentando las métricas negativas de la actividad.
En general, empresarios, familias y gobiernos, tenemos que agudizar nuestra capacidad de comprensión del entorno externo y, sobretodo, adecuarnos a nuevas reglas del juego que, de alguna manera, sinceran la posición del país en los entornos globales. Vale anotar igualmente que en tanto la percepción de riesgo sistémico sobre la región en general y sobre el país en particular, tiendan a descender, en esa misma medida podremos allegar nueva inversión extranjera interesada en nuestros niveles de tasas de interés.
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