Gracias a los excelentes resultados entregados por la coquización, refinación de petróleo y mezcla de combustibles, que al término de 2016 registró un crecimiento anualizado de 19.4%, la industria colombiana terminó el año con un incremento en comparación con igual periodo del año anterior de 3.5%. Este resultado, analizado aisladamente, muestra un sector manufacturero en recuperación, si se compara con 2015, con cifras de incremento superiores a las esperadas para el promedio del PIB de 2016. No obstante, hay que tener en cuenta al menos tres elementos que le restan optimismo a las anteriores mediciones y que, sin duda, no son menos importantes:
- Los resultados no son tan buenos cuando se evalúa la industria sin refinación, cifra que apenas alcanza el 0.5% de variación en relación con 2015 y da cuenta de la profunda dependencia que aún continúa teniendo la economía colombiana, en su conjunto, de un sector que, como el petrolero, está sometido a altas volatilidades derivadas del vaivén político y de la irregular dinámica de las principales economías globales.
- Las ventas presentaron una variación de 4.2% en el periodo analizado, lo cual da cuenta de una reducción en el inventario sectorial. Este aspecto puede resultar positivo en tanto la demanda de bienes industriales se reactive en 2017, por cuanto esta debería apalancarse con nueva producción, mejorando a todo nivel las métricas de la actividad. Sin embargo por las condiciones internas marcadas por el nuevo escenario de la reforma tributaria y las relativamente altas tasas de interés para los créditos de consumo y por las expectativas externas delimitadas por la realidad política en Estados Unidos y Europa, los mediocres resultados de crecimiento en América Latina y la continuidad de la desaceleración asiática, es de esperarse que la demanda por bienes industriales aún no se dinamice con la fuerza que requiere el país para que efectivamente este sea un sector económico que impulse el desarrollo nacional y recupere el liderazgo que le fue característico en las últimas décadas del siglo pasado.
- El empleo generado por el sector tan solo creció en 0.7%, con variaciones de 0.9% en el empleo permanente y de 0.6% en el empleo temporal, destacándose el hecho de que creció con mayor énfasis el personal de administración (1.0%), que el de producción (0,6%). No obstante, los sueldos reales del sector presentaron un decremento de 0.9% lo cual da cuenta de un deterioro generalizado en el poder de compra de los empleados de la actividad manufacturera, quienes a la vez en el periodo analizado presentaron una reducción de 1.8% en las horas trabajadas.
Análisis aparte merece la trilla de café, actividad que mostró resultados interesantes en 2016, dado que un crecimiento real de 0.4% y una variación en las ventas de 1.0%, presentó una variación en el empleo de 10.9%
¿Qué sigue?
Para 2017 será necesario que los impactos de la reforma tributaria generen el empuje suficiente para dinamizar la inversión local y la extranjera en el sector, aunado a lo que se espera sea el mantenimiento del precio del barril de petróleo Brent por encima de USD50. Si bien no se espera, al menos por el primer semestre, que el consumo interno sea el motor de la demanda, si es un requisito indispensable que las economías globales mejoren su desempeño para que el rubro exportador cuente como un factor de impulso sectorial.
Fuente de datos: Departamento Administrativo Nacional de Estadística
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