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A propósito de la pobreza en Colombia. El día que la estadística venció a la lógica

Los recientes resultados en materia de pobreza monetaria en Colombia que fueron presentados con alegría por el Gobierno Nacional merecen un análisis de contexto detallado, por cuanto detrás de esas cifras aparecen algunos interrogantes que vale la pena aclarar:

Cualquiera diría que los buenos resultados provinieron de un importante crecimiento de la economía, que permitió distribuir una mayor riqueza entre los residentes en el país, sin embargo, bien sabemos que los resultados para 2015 apenas estarán por encima del 3%, cuando lo ideal para garantizar una dinámica de progreso es que fuera al menos del 5%. En este caso nos queda el consuelo que muchos de nuestros vecinos están peor y que incluso la sombra de la desaceleración se posa incluso sobre muchas de las potencias mundiales.

Entonces, al menos los sectores líderes son los de mayor crecimiento. También las cifras a lo largo del año nos han demostrado que las actividades de mayor crecimiento han sido comercio, reparaciones restaurantes y hoteles y el sector agropecuario que viene incluso de cifras negativas, seguido por el sector financiero. En el caso de los sectores de servicios el impulso de las actividades comerciales, incluso informales, es sin duda grande, en tanto que el crecimiento del sector financiero no se traduce en redistribución de rentas a largo plazo. El sector primario impacta con fuerza las zonas rurales y este es un punto a destacar, que curiosamente se presenta en medio de un fenómeno del Niño que ha golpeado por igual a la ganadería y a la agricultura, o por lo menos así lo dejan saber los resultados inflacionarios y las visitas a esas zonas. Paralelamente la industria crecerá por debajo de la media del PIB y la construcción apenas alcanzará el 1%.

Busquemos entonces por el lado de la variación de precios. Sin duda es llover sobre mojado tratar de hablar acerca de la inflación en Colombia durante 2015; la cifra récord registrada, impulsada principalmente por los precios de los alimentos, ha impactado con mayor fuerza a los ingresos bajos que a los medios o a los altos, tal como se desprende de la información del DANE. El efecto de la inflación suele ser el de re-cocentrar los ingresos en manos de distribuidores y productores en detrimento de los consumidores, especialmente cuando es impulsada por bienes inelásticos frente al precio, como es el caso de los alimentos.

Entonces ¿No será que las mejoras provinieron del sector externo? La fuerte devaluación no ha beneficiado a los exportadores y en cambio sí tuvo un efecto negativo sobre los importadores, a la vez que contribuyó a la ralentización de los flujos de capital externo y más bien incentivó a que muchos de los existentes en el país salieran. En este escenario hay descensos en los saldos de inversión extranjera en Colombia y la balanza comercial registró un déficit de 15.907 millones de dólares de los EEUU, más que duplicando la registrada en 2014 y constituyéndose como la más alta en la historia colombiana, exponiendo la fragilidad que representa depender mayoritariamente de la venta internacional de commodities y particularmente de los volátiles energéticos fósiles.

Pero en materia de empleo nos está yendo muy bien. Las cifras de enero 2016 muestran un preocupante escenario en materia de empleo en las mayores ciudades del país. La posición ocupacional que sigue liderando el empleo en Colombia es la de empleados por cuenta propia y el subemepleo continúa cercano a la tercera parte de la población económicamente activa del país, todo ello teniendo en cuenta que en Colombia se considera ocupado a todo aquel que trabaja al menos una hora a la semana, con remuneración o sin ella.

Entonces el Estado está gastando más para redistribuir los ingresos. No. Tanto el año pasado como en el actual tuvimos recortes presupuestales, claramente sustentados en el tema petrolero, que afectan por igual al gasto y a la inversión. El crecimiento del PIB viene impulsado por el gasto en consumo final que se realiza al debe (con altos componentes de deuda), con una perspectiva de incremento en las tasas de interés de crédito de consumo y con impactos sobre la dinámica económica del país.

La distribución de las rentas está mejorando. Sin duda, pero lejos de pensar que como se afirma tenemos una boyante clase media en crecimiento, la verdad es que el índice de Gini, a través del cual se mide la concentración de la riqueza, solo evalúa la distribución del ingreso, independientemente de su monto, es decir, un Gini será bueno si todas las personas se concentran cerca del mismo ingreso, sea alto o bajo. Para el caso de Colombia, primero, el índice sigue siendo muy alto y seguimos siendo uno de los países más inequitativos del mundo, cerca de las naciones del África Sub-Sahariana, de Haití y de algunos países centroamericanos y, segundo, el avance no explica que la situación social necesariamente haya mejorado, simplemente afirma que un mayor número de personas converge a una zona del mismo nivel de ingresos.

Entonces ¿Por qué hay menos pobres en Colombia? Simplemente porque la pobreza monetaria toma como base un ingreso diario cercano a USD 2 por persona para la medición. Sin embargo, en una familia colombiana que habite en una ciudad grande o intermedia, aunque cuatro de sus integrantes devengaran esa suma, su condición de vida, por muchas razones, seguiría siendo de pobreza.


Finalmente, parece que la estadística supera toda lógica. Congraciémonos entonces todos porque las cifras dicen que tenemos menos pobres en el país, aunque en las calles, transportes públicos, EPS, escuelas, universidades y colegios veamos que más familias entran a esta condición. Pero con una condición de la economía como la descrita ¿De dónde sale la plata?

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