Los mas recientes datos acerca
del comportamiento de los créditos con morosidad en Colombia no son los más
alentadores. En efecto, con una cifra de 18.97 billones de pesos, los créditos
en condición de impago a cualquier edad, presentan un crecimiento anualizado
del 1.8% con corte a septiembre de 2017, demostrando que aunque los
intermediarios financieros presentan una condición de liquidez bastante
aceptable y que el Banco de la República ha llenado de estímulos monetarios al
sistema, vía reducción de tasa de interés, el perfil de riesgo de los deudores
continúa siendo muy alto, por el
círculo vicioso derivado de los impactos sobre
el ingreso disponible como resultado de la baja calidad del empleo y de la implementación
de la reforma tributaria, así como del bajo crecimiento de la economía,
variable, esta última, sobre la cual la dinámica de un crédito sano es de
especial importancia, para propiciar mayores inyecciones al PIB desde la
demanda. En las cifras presentadas por la Superintendencia Financiera se
resalta la preocupante evolución de la cartera vencida de los bancos privados nacionales,
con un crecimiento anualizado de 54.5%, en tanto que para el sector privado
extranjero dicha variación al alza alcanzó 41.7%.
Así las cosas, con una cartera en
franco deterioro, difícilmente los intermediarios estarán en disposición de
estimular a los sectores que hoy no cuenten con perfiles de riesgo más que
aceptables y, mucho menos, a las personas naturales que no cumplan con un nivel
de exigencias muy por encima de las mínimas requeridas.
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